Daniel Geisseler, Ph.D.; UCCE Specialist in
Nutrient Management; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Traducción desde el Ingles:
Sebastian Castro, M.S.; Horticulture and Agronomy;
Department of Plant Sciences, University of California, Davis
Monica Vazquez, Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Críticos:
Patrick Brown, Ph.D.; Professor of Plant
Sciences; Department of Plant Sciences, University of
California, Davis
Franz J.A. Niederholzer, Ph.D.; Farm Advisor
Orchard Systems; University of California Cooperative
Extension Sutter-Yuba Counties
Sebastian Saa Silva, Ph.D. Candidate;
Department of Plant Sciences, University of California,
Davis
William R. Horwath, Ph.D.; Professor of Soil
Biogeochemistry and James G. Boswell Endowed Chair in
Soil Science; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Apoyo:
David A. Doll; Pomology Farm Advisor;
University of California Cooperative Extension Merced
County
Patricia Lazicki; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Asif Maan, Ph.D.; Branch Chief Feed,
Fertilizer, and Livestock Drugs Regulatory Services,
California Department of Food and Agriculture
Amrith Gunasekara, Ph.D.; Science Advisor to
the Secretary; California Department of Food and
Agriculture
Erika Lewis; Fertilizer Reserach and Education
Program, California Department of Food and Agriculture
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Al inicio de la temporada, las hojas deficientes en N son pequeñas y de
color verde pálido. El crecimiento de los brotes se puede ver reducido y el follaje
puede ser escaso. En el otoño, las hojas de árboles deficientes de N se ponen amarillas
y se caen más temprano [N4].
Exceso de Nitrógeno
Altas dosis de nitrógeno pueden aumentar la severidad enfermedades
fungosas. Teviotdale [N34] investigó el efecto de 4
niveles de fertilización, los cuales oscilaron entre 0 a 500 lbs/acre, en enfermedades
fungosas en huertos de Almendros ubicados en el condado de Stanislaus. La incidencia de
algunas enfermedades causadas por hongos, como el cribado, la sarna, y la monilia,
aumentan con el incremento en las dosis de aplicación de N hasta 250 lbs/acre [N34]. Aumentar las dosis de aplicación de N sobre 250
lbs/acre generalmente no aumentó la severidad de las enfermedades.
Los nitratos en el suelo y en el agua de riego contribuyen
al suministro de N de los árboles y deben tenerse en cuenta al planificar
las aplicaciones de fertilizantes.
El nivel de nitrato residual del suelo depende de varios factores relacionados
con las propiedades del suelo, el clima y el manejo del cultivo (Ve Factores que Afectan el Nitrato-N del suelo).
Por lo tanto, las pruebas de suelo deben realizarse todos los años. El análisis
de nitratos del suelo se puede combinar con registros de rendimiento, tasas de
aplicación de fertilizantes y análisis de tejidos como parte de un enfoque de
presupuesto de nutrientes. La interpretación de los resultados es más informativa
cuando las muestras se toman de los mismos bloques utilizados para el análisis de
hojas. El bloque debe ser uniforme con respecto a las propiedades del suelo,
la apariencia del árbol, la variedad y el patrón.
La disponibilidad de nutrientes generalmente se determina en los dos pies
superiores del perfil, que es la zona donde se encuentra la mayoría de las raíces
fibrosas [N25]. Las muestras de suelo para el
análisis de nitratos deben mantenerse frías y enviarse al laboratorio de inmediato
o secarse rápidamente al aire en una capa delgado. Para obtener más información
sobre el procedimiento de muestreo, consulte
Muestreo de Suelos en Huertos).
El nitrato-N del suelo presente en la primavera contribuye a la nutrición
de N del árbol. Una ppm de nitrato-N por pie de suelo corresponde a 3.5-4 lbs
N/acre. Por ejemplo, una concentración de nitrato-N de 10 ppm en el pie superior
del perfil corresponde a 35-40 lbs N/acre. Estos valores deben corregirse para
el porcentaje del área del huerto explorada por las raíces de los árboles. La
cubierta del dosel y la zona de humectación del sistema de riego pueden proporcionar
estimaciones de la extensión del sistema de raíces.
Las altas concentraciones de nitrato en el suelo a fines del otoño pueden
ser el resultado de aplicaciones excesivas de fertilizantes nitrogenados.
El nitrato en el perfil del suelo en otoño es propenso a lixiviarse durante
el invierno.
Cuando se utiliza agua de pozo para riego, se puede aplicar una cantidad
considerable de N el agua de riego. Para convertir la concentración de nitrato-N
en el agua a libras N/acre, ppm nitrato-N en el agua se multiplican por 0.226 y el
número de acre-pulgadas de agua aplicada. Por ejemplo, con 1 acre-pulgada de agua
que contiene 10 ppm de nitrato-N, se aplican 2.26 lbs de N por acre.
Tradicionalmente, las hojas para el análisis foliar fueron
colectadas en julio. Los resultados permiten seguir los cambios en el
estatus nutricional del huerto, pero cuando los resultados están disponibles
ya puede ser demasiado tarde para corregir alguna deficiencia nutricional.
Estudios recientes de Brown y sus colegas, han mostrado que muestras
hechas en abril pueden ser usadas para predecir el estatus de las hojas en
julio (ver abajo) [N8, N29]. Los
resultados pueden ser usados para hacer ajustes durante la temporada.
El siguiente procedimiento de muestreo ha sido
recomendado para una muestra foliar representativa tomada en primavera, 6
semanas después de floración total o en Julio [N7, N29]:
Divida el huerto en sectores uniformes con
respecto a tipo de suelo, edad de los árboles, variedad, ubicación y manejo.
Una muestra separada de cada sector debe ser entrega para el analisis. Evite
muestrear hojas de árboles enfermos, dañados o de menor tamaño.
Colecte hojas de 28 árboles, que se encuentren
separados por una distancia de por lo menos 3 yardas.
En cada árbol colecte hojas alrededor de la
canopia, de al menos 8 dardos bien expuestos ubicados a una altura de 5 a 7
pies. Deposite sus muestras en bolsas de papel (use bolsas separadas para
cada sector) y etiquete cada bolsa.
Mantenga las hojas frías y envíe o entregue las muestras al laboratorio lo antes posible.
Para muestras de primavera pida un análisis
total de nutrientes (N, P, K, B, Ca, Zn, Cu, Fe, Mg, Mn, S).
Para las muestras colectadas en primavera,
prediga la concentración foliar de nitrógeno en julio usando en modelo de N foliar.
Es una buena práctica anotar en un cuaderno el vigor de
las plantas en los diferentes sectores mientras se realiza el muestreo. Esta
información con la del análisis de laboratorio y los registros de
rendimiento pueden ayudar con los planes de fertilización futuros [N28].
Con mediciones o predicciones de concentración foliar de
N en julio bajo el 2%, los almendros son considerados como deficientes en N
y rendimiento puede verse reducido en un 20% o más
[N33]. Una concentración de N foliar de 2.2 % es generalmente
adecuada (ver Tabla) [N1, N4]. Sin
embargo, en algunas situaciones los rendimientos de almendros se han visto
reducidos con concentraciones foliares de N de 2.2 a 2.3% [N30]. Esto puede ser debido al hecho de que
la mayoría de los valores críticos de almendro han sido determinados en base
a síntomas visuales [N4]. Por lo tanto,
el valor critico está referido a un árbol. En contraste, los resultados de
análisis foliares hacen referencia al promedio de todos los arboles
muestreados en el huerto, considerando árboles que están bajo y otros que
están sobre el promedio [N2]. En un
huerto heterogéneo, algunos arboles pueden estar deficientes incluso cuando
las concentraciones de N foliar en el huerto estén considerablemente sobre
2%. Por esta razón es importante dividir el huerto en sectores uniformes con
respecto a tipo de suelo, edad de los árboles, variedad, ubicación, y
manejar y muestrear cada sector por separado.
Valores criticos de nutrientes para hojas de almendros muestreadas en julio [N1, N4, N33].
Sin embargo, a través de la mantención un promedio de
huerto de 2.5%, la mayoría de los huertos estarán seguramente fertilizados
en exceso (Brown, comunicación personal).
Si las concentraciones de N foliar están
considerablemente por sobre el nivel de suficiencia, la aplicación de post-
cosecha debe ser reducida [N17].
Fertilizantes nitrogenados deben ser aplicados con
precaución en arboles jóvenes, ya que altas concentraciones de N en la
solución del suelo puede quemar las raíces. Una buena regla es no aplicar
más de una onza de N por árbol por año de crecimiento con una única
aplicación [N21, N13]. Una onza por árbol
corresponde a 5-9 lbs N/acre, dependiendo de la densidad de los árboles.
Para la primera aplicación de árboles con primeras hojas, se debe aplicar
incluso menos de una onza [N13]. Las
dosis deben ser también reducidas en arboles enanos y en climas calurosos
cuando los arboles necesitan mucha agua. Bajo estas condiciones, disminuir
las dosis de aplicación y aumentar la frecuencia de las aplicaciones reduce
el riesgo de quemar las hojas [N13].
Un total anual de aplicación de hasta 4 onzas/árbol
(20-30 lbs/acre) para arboles con sus primeras hojas puede incrementar el
crecimiento, mientras que dosis mayores no producen beneficios [N18].
Meyer [N23]
propone las siguientes dosis anuales de nitrógeno para
arboles regados por goteo en suelos no fértiles:
Una vez que los árboles producen nueces, la tasa de aplicación
óptima de N depende en gran medida del nivel de rendimiento
(Ve N Aplicado al Suelo).
Fertilizantes granulados deben ser aplicados por lo
menos a 18 pulgadas del troco del árbol, pero dentro de la zona de mojado del
sistema de riego [N21].
Cuando el N es fertirrigado, el fertilizante debe ser
inyectado en el sistema de riego en el tercio medio del tiempo de riego [N26]. Por ejemplo, en un programa de 18 horas
de riego, el fertilizante es inyectado desde la hora 6 hasta la hora 12. Esto
previene de que la urea y el nitrato se muevan debajo de la zona de raíces
pero asegura de todas formas que el nitrógeno está bien distribuido en la zona
de mojado.
El riesgo de el quemado de raíces aumenta más con
fertilizantes líquidos, ya que su aplicación puede resultar en una alta
concentración en la zona de raíces. Por lo tanto, como medida de precaución,
fertilizantes granulares deben ser aplicados en árboles que presentes sus
primeras hojas (primera brotación) [N21].
Combinaciones, tales como 15-15-15 o 12-12-12 también suministran K y P [N13, N21]. Para árboles que presenten su
segundo set de hojas (segunda brotación), fertilizantes líquidos como UN-31 o
CAN 17 pueden ser aplicados. Para asegurar una suficiente disponibilidad de P
y K, un fertilizante granular de NPK puede ser utilizado para la primera
aplicación del año [N13]. A principios de
primavera, cuando el suelo todavía esta frío, fertilizantes basados en nitrato
pueden ser más eficientes que fertilizantes basados en urea o amoniaco [N13]. Sin embargo, el nitrato es muy móvil y
puede irse rápidamente por debajo de la zona de raíces que es aun pequeña en
los árboles jóvenes. Por lo tanto, un manejo cuidadoso del riego es importante
para prevenir que el nitrato lixivie por debajo de la zona de raíces.
Composición de fertilizantes nitrogenados comunes:
Fertilizantes no deben ser aplicados a arboles recién
plantados sino hasta la primavera cuando las hojas hayan brotado [N21]. Posteriores aplicaciones, si son
necesarias, pueden hacerse cada 4-6 semanas [N13].
En un estudio de cuatro años llevado a cabo en distintos
sitios, Brown y sus colegas encontraron que la cantidad de nitrógeno extraído
en la cosecha considerando cáscara (mesocarpio + endocarpio), hojas, impurezas
y la semilla (almendra) oscila entre 50 a 75 lbs/1000 lbs de almendras,
promediando 68 lbs/1000 lbs de almendras [N29]. Además, los almendros necesitan nutrientes para el crecimiento de sus
partes perennes, como las raíces, tronco y ramas. El N en las partes perennes
de árboles de entre 9 y 13 años de edad incrementa anualmente unas 25-30
lbs/acre. Árboles de 12 años de edad contienen 450 lbs N [N3]. En árboles jóvenes, el aumento anual de N en las partes
perennes es más alto [N9].
La dosis de
aplicación anual entregadas en la tabla continuación no incluye los ajustes por
cultivos de cobertera, fertilizantes orgánicos, N en el agua de riego y
contenidos altos de nitrógeno en las hojas. Por ejemplo, en un estudio en el año 2000 en
huertos seleccionados del Valle de Sacramento, el aporte de N entregado por las
aguas de riego promedió 9.3 lbs N/acre-pie con valores que variaron entre 0 y 28
lbs N/acre-pie de agua de riego [N10]. Por
lo tanto, 27.9 lbs N/acre son aportados en una temporada con una aplicación de
3 acre-pies de agua que contengan 9.3 lbs N/acre-pie.
La demanda de nitrógeno de los árboles depende de la edad y el rendimiento
esperado del cosecha. El rendimiento esperado de almendras y la demanda de N se
expresan en lbs/acre [N9]:
Como ejemplo, la demanda de N de todas las fuentes de un árbol de 6 años
con un rendimiento de almendras esperado de 3,000 lbs/acre es 244 lbs/acre
(40 + 3000 x 0.068). Pueden encontrar información más detallada sobre las mejores
prácticas de gestión de nutrientes para las almendras aquí.
En huertos con sistemas de riego de micro aspersión, el
fertilizante debe ser inyectado en el sistema de riego en el tercio medio del
tiempo de riego. Por ejemplo, en una programación de 18hrs de riego, el
fertilizante debe ser inyectado desde la hora 6 hasta la hora 12. Esto previene
que la urea y el nitrato se muevan debajo de la zona de raíces, pero asegura
que el N sea bien distribuido en la zona de mojado
[N26].
En huertos con riego gravitacional (o por inundación) o
con aspersores fijos, los fertilizantes deben ser aplicados en la línea del
herbicida a lo largo de la fila de árboles y no esparcidos sobre toda el área
del huerto. Fertilizantes aplicados entre las hileras son menos eficientes
debido a la competencia con malezas o cultivos de cobertera y a la menor
densidad de las raíces de los almendros en esa zona comparado con la zona de la
hilera de árboles [N27]. El nitrogeno
aplicado en la superficie debe ser incorporado o irrigado a la zona de raíces
poco tiempo después de la aplicación [N11].
Esto es de vital importancia especialmente cuando fertilizantes que contienen
amonio o urea son utilizados en climas calurosos y ventosos y en suelos
alcalinos porque estos factores que aumentan la volatilización de amonio.
Una alta variedad de fertilizantes minerales nitrogenados
está disponible para los agricultores (ver Tabla). Los fertilizantes minerales
contienen N en forma de urea, amonio, nitrato o en alguna combinación de ellos.
Cuando las perdidas son minimizadas y cantidades iguales de N son añadidas, los
efectos en rendimiento de estos fertilizantes son generalmente bastante
similares [N6, N7, N27]. Las distintas
formas de N sin embargo actúan diferente en el ambiente. El nitrato es muy
móvil en el suelo y puedo ser lixiviado fácilmente a sectores por debajo de la
zona de raíces con el agua de riego o la lluvia. El amonio es menos móvil, pero
generalmente es convertido rápidamente a nitrato por los microorganismos del
suelo, especialmente en suelos tibios y húmedos, a menos que ellos estén
saturados de agua. Este proceso llamado nitrificación puede disminuir el pH del
suelo. El efecto de acidificación es especialmente fuerte cuando fertilizantes
de amonio son aplicados por el sistema de riego por goteo, ya que quedan
concentrados en un pequeño volumen de suelo [N35]
. El amonio se puede volatizar como amoniaco, especialmente cuando es
aplicado a la superficie de suelos secos y alcalinos sin ser incorporado. La
urea es parcialmente móvil en el suelo pero generalmente es convertida
rápidamente a amonio.
Composición de fertilizantes nitrogenados comunes:
Información más detallada acerca de los fertilizantes más
comunes pucomunes puede ser encontrada en el sitio web del
IPNI.
Durante la floración, la demanda de N soporta la removilización
del N almacenado en el tejido perenne. La absorción de N del suelo
comienza después de la producción de hojas. Al 100% de crecimiento
del casco, aproximadamente 30% de la absorción estacional de N del
suelo ha ocurrido. Al final del llenado de la almendra, se ha ocurrido,
55% % de la absorción total de N. Cuando las almendras han llegado a su peso final,
se ha acumulado el 85% de la absorción total de N. Dependiendo del
estado de N del árbol, la absorción de N se complete entre la apertura de la
cáscara y tres semanas después de la
cosecha [N9].
Se recomiende aplicar el 20% de la demanda anual total a principio
de la primavera (final de la floración hasta la expansión complete de
la hoja), 30% durante el crecimiento de la fruta (desde la expansión
complete de la hoja hasta el endurecimiento de la cáscara) 30% en el
llenado de la almendra (endurecimiento de cáscara hasta principios de la
la apertura de la cáscara), y 20% desde la la apertura de la cáscara hasta la
post-cosecha temprana
[N29].
Las aplicaciones frecuentes de pequeñas cantidades de N pueden reducir
el riesgo de pérdidas de nitrato.
El nitrógeno y otros nutrientes se mueven desde las
raíces hasta las hojas y frutos con el agua absorbida. Las hojas al traspirar
crean una succión que resulta en un movimiento ascendente de agua y nutrientes
desde las raíces hasta los brotes [N15].
Mientras los almendros pueden absorber un poco de nitrato durante la hinchazón
de yemas antes de la floración, la cantidad de N absorbido entre la caída de las
hojas y la nueva brotación es mínima debido a la ausencia de hojas que
transpiren [N32]. Por lo tanto, mucho del N
aplicado entre finales de otoño y primavera no será absorbido por los almendros
antes de la nueva brotación. Esto incrementa el riesgo de la lixiviación del
nitrato por debajo de la zona de raíces. El riesgo de pérdidas por lixiviación
en principalmente alto en suelos arenosos con altas precipitaciones en
invierno.
Para minimizar perdidas por lixiviación de
nitratos, la primera aplicación debe ser hecha después de la brotación [N14, N15].
La mayor demanda de N por almendros es durante
floración y mediados de junio [N3, N5, N27].
Durante este periodo es muy
importante abastecer a los arboles con suficiente N. La mayoría del N es
absorbido a finales de junio. Para el subsecuente crecimiento de la almendra,
la mayoría del N es traslocado desde la cáscara hacia la almendra [N31].
El nitrógeno aplicado tarde en la temporada
después que las almendras se hayan desarrollado será dirigido a la cáscara y
no tendrá efectos en el rendimiento. En contrastes, puede aumentar el riesgo
de pudrición de la cáscara [N12].
Cuando los rendimientos superaron las expactativas o los niveles de N en hojas fueron bajos, una aplicación posterior a la cosecha ayuda al
desarrollo de los brotes del siguiente año, futa inmadura y hojas tempranas [N32]. La aplicación debe ser hecha lo antes
posible después de la cosecha para asegurase que el nitrógeno sea absorbido
por la planta antes de que bote sus hojas [N32].
Si un significativo número de hojas se ha caído tempranamente debido a
una presión de una plaga o a sequía, la última aplicación debe ser reducida o
saltada [N27]. La aplicación de N post-
cosecha también debe ser reducida cuando los niveles foliares en de N en julio
son más altos que 2.5-2.8% [N9, N16].
El efecto de aplicaciones foliares de N en almendros no
ha sido estudiado de manera extensa. Los datos disponibles sugieren que
arboles bien fertilizados no se benefician con aplicaciones foliares
adicionales. En un estudio de 2 años llevado a cabo en un huerto con una serie
de suelo Arbuckle gravelly loam, Meyer y sus colegas
[N24] no encontraron efectos consistentes en los rendimientos de
almendras y en la concentración foliar de nutrientes con la aplicación foliar
en primavera de hasta 3 dosis de combinaciones de N, P y K aplicando hasta
las 35 lbs N/acre (39.2 kg N/ha). Los fertilizantes foliares fueron aplicados
en adición a 160-190 lbs/acre de N aplicado al suelo. Los almendrados
produjeron rendimientos que variaron entre 1500 a 2100 lbs/acre.
En un ensayo condicido por Duncan, aplicaciones de otoño
de 25 lbs/acre de urea a arboles saludables tendieron a tener un pequeño
efecto positivo en rendimiento, mientras que aplicaciones más altas no
tuvieron efecto. Ninguna de las diferencias fueron estadísticamente
significativas [N19]. Sin embargo,
aplicaciones otoñales de urea aumenta la resistencia de durazneros al cancro
bacteriano [N20].
Klein y Weinbaum [N22] descubrieron que una aplicación con solución de 0.5% de urea no causa un
daño foliar considerable a almendros madures de la variedad Nonparel, mientras
que soluciones de 1% causan una leve necrosis en los márgenes y en la punta de
la hoja. El mismo estudio demostró que el 85% de la urea fue consumida en 24
hrs. Meyer y sus colegas [N24] también
observaron necrosis en la punta de la hoja en uno de tres años con soluciones
que contenían 0.55% N, lo cual corresponde a 1,2% de urea.
Quemadura del ápice foliar en hojas de almendro
almendros "Butte" causada por la aplicación de urea. Las hojas fueron
muestreadas después de una aplicación de post-cosecha (Octubre) de una
solución de 5.4% de urea la cual contenia 20 lbs N/100 galones de agua (foto
proporcionada por Franz Neiderholzer).
El nitrogeno foliar puede ser aplicado en primavera u
otoño.
Meyer y sus colegas reportaron aplicaciones foliares de fertilizantes antes
de la floración, cuando las puntas de las yemas estaban rosadas, 30 días
después y 60 días después de la aplicación pre floración [N24]. El riesgo de daño foliar es mayor antes de la cosecha
(Niederholzer, comunicación personal), pero puede ocurrir en otros momentos
también.
Almendros deficientes en fósforo son poco comunes en California. Cuando
el suplemento de P es insuficiente, el crecimiento de hojas y brotes es reducido. Sin
embargo, síntomas distintivos no son visibles [P3].
Para mayor información acerca la disponibilidad de P en su área, contacte a su asesor de campo local.
Muestras de suelo para análisis de P deben ser tomados de la
zona principal de raíces. Aunque las raíces de las almendros crecen hasta una
profundidad de 5 a 7 pies [P1], la
mayoría de las raíces se encuentran en los primeros 2 pies del perfil [P1, P9]. La extensión lateral de las raíces
puede alcanzar 8 a 12 pies desde el tronco con la mayor densidad dentro de los
4 a 5 pies del tronco en la zona mojada por el sistema de riego [P1, P9].
La disponibilidad de P depende en del pH del suelo. En
suelos ácidos, el P es inmovilizado por minerales de hierro y aluminio,
mientras en que en suelos alcalinos el mecanismo predominante para la
inmovilización de P es la formación de componentes insolubles de fosfato de
calcio [P7]. Por esta razón, el test de
suelo recomendado depende del pH del suelo. Para suelos acidos a neutros (pH
<7) el test Bray P1 es generalmente usado. Para suelos neutros y alcalinos
(pH>6.5), el método de Olsen es más apropiado [P10].
Usar un test que es inapropiado para el suelo analizado puede
resultar en resultados poco precisos.
Para valores intermedios de P en el suelo (ver Tabla),
solo la cantidad de P extraido en la cosecha necesita ser repuesto con
fertilizante. Con cada 1000 lbs de almendra cosechada, aproximadamente 8 lbs
P/acre (18 lbs P2O5/acre) son extraídos del huerto con
almendras y cáscaras [P4]. Valores
similares han sido reportados por estudios llevados a cabo en España [P15, P16].
Interpretación de análisis de suelo de K y P [P10].
Para valores bajos de P, la dosis de aplicación deben
ser aumentadas, mientras que para valores altos puede ser reducida. Pocos
datos están disponibles acerca de la cantidad a ser aplicada en estos casos.
Un enfoque razonable puede ser incrementar la dosis 50 o 100% cuando los
valores de P en el suelo son bajos o muy bajos, respectivamente. Cuando los
valores de P en el suelo es alto o excesivo, la dosis de aplicación puede ser
reducida a 50 o 0%, respectivamente. A través de los años, los valores de P en
el suelo deberían alcanzar o permanecer en el nivel intermedio. Análisis
regulares de suelo y hoja indican si el programa de fertilización de P es
adecuado o no.
En suelos ácidos y alcalinos, la baja disponibilidad de
P debe enfrentarse corrigiendo el pH del suelo. Disponibilidad de P es más
alta en suelos con un pH cercano a neutro (pH 7). Contacte a su asesor de campo local
para más información.
El siguiente procedimiento de muestreo ha sido recomendado
para una muestra foliar representativa tomada en julio [P5, P14]:
Divida el huerto en sectores uniformes con respecto a tipo
de suelo, edad de los árboles, variedad, ubicación y manejo. Una muestra
separada de cada sector debe ser entrega para el analisis. Evite muestrear
hojas de árboles enfermos, dañados o de menor tamaño.
Colecte hojas de 28 árboles, que se encuentren separados por
una distancia de por lo menos 3 yardas.
En cada árbol colecte hojas alrededor de la canopia, de al
menos 8 dardos bien expuestos ubicados a una altura de 5 a 7 pies. Deposite
sus muestras en bolsas de papel (use bolsas separadas para cada sector) y
etiquete cada bolsa.
Mantenga las hojas frías y envíe o entregue las muestras al
laboratorio lo antes posible.
Es una buena práctica anotar en un cuaderno el vigor de las
plantas en los diferentes sectores mientras se realiza el muestreo. Esta
información con la del análisis de laboratorio y los registros de rendimiento
pueden ayudar con los planes de fertilización futuros [P13].
Deficiencia de P ha sido observada en muy pocas ocasiones
en huertos de especies con hojas caducas en California. Sin embargo, la
aplicación de P en almendros jóvenes puede estimular crecimiento de raíces.
Usando mezclas, tal como 15-15-15 o 12-12-12 es una forma adecuada para
suplementar P y K a árboles de primer o segundo año con hojas. [P8, P11].
Dosis y Momento de Aplicación
La cantidad de fertilizantes aplicado con la mezcla y el
momento de aplicación son basados generalmente en la demanda de N.
Modo de Aplicación
Fertilizante granular debe ser ubicado al menos a 18 pulgadas
del tronco, pero dentro de la zona de mojado del sistema de riego [P11].
Deficiencia de P ha sido observada en muy pocas ocasiones en
huertos de especies con hojas caducas en California. Actualmente no hay
recomendaciones de la Universidad de California con respecto a la
fertilización de P para huertos de almendros. Análisis de suelo y foliares
pueden ser usados para monitorear el estatus de P de los huertos a través de
los años para asegurar que la disponibilidad de P es adecuada (Ver Análisis
del Suelo y Análisis Foliar).
En el largo plazo, la cantidad de P extraído del campo
durante la cosecha debe ser repuesto con fertilizante cuando los valores P de
suelo y tejido sugieran inadecuada disponibilidad de P. Entre 8 y 9 lbs P/acre
(18-20 lbs P2O5/acre) son extraídos del huerto
considerando almendras y cáscaras con cada 1000 lbs de almendras cosechadas [P5]. Valores similares han sido reportados
en estudios llevados a cabo en España [P15,P16]
. Para valores bajos de P en el suelo o en las hojas, la dosis de
aplicación debe ser incrementada, mientras que valores altos puede ser
disminuida (ver Análisis del Suelo). Contacte su asesor de campo local para más información.
La aplicacion al boleo de P ha desmostrado ser menos
efectiva que las aplicaciones en líneas o anillos en la línea de riego de los
arboles [P2].
Como el P es fuertemente inmovilizado por los minerales
del suelo, no puede ser lixiviado a la zona de raíces con el riego o la lluvia
y debe ser incorporada al suelo para una mejor disponibilidad. Fertilizantes
fosforados pueden ser localizados 6 a 8 pulgadas de profundidad en una o dos
bandas a ambos lados de la hilera de los arboles
[P2].
El fósforo puede ser fertirrigado; sin embargo se debe
tener cuidado para evitar la formación de fosfato de calcio lo cual puede tapar
los emisores [P6].
El fósforo es inmóvil en el suelo y lixivia muy poco. El
momento de aplicación por lo tanto no es crucial como lo es para el N. Puede
ser aplicado con K en noviembre después de la caída de las hojas.
Los efectos de las aplicaciones foliares de P a almendros no
han sido estudiados ampliamente. Los datos disponibles sugieren que arboles
bien fertilizados no se benefician demasiado por aplicaciones foliares
adicionales. En un estudio de 2 años llevado a cabo en un huerto con una serie
de suelo Arbuckle gravelly loam, Meyer y sus colegas [P12] no encontraron efectos consistentes en
los rendimientos de almendras y en la concentración foliar de nutrientes debido
a la aplicación foliar en primavera de hasta 3 dosis de combinaciones de N, P y
K, aplicando hasta 3.2 lbs P/acre.
Las hojas de los arboles deficientes en K se vuelven verde
pálido en un principio. Luego, la punta y los bordes de la hoja se vuelven café
y el tejido muere (necrosis). Las puntas de las hojas se encorvan hacia arriba.
Los síntomas son visibles en un principio a finales de primavera, principios de
verano. Las primeras hojas en mostrar síntomas por lo general son aquellas que
se encuentran en la medio de las ramas. Los síntomas de deficiencia de K
normalmente comienzan en la parte superior de los arboles pero puede
distribuirse por todo el árbol cuando las deficiencias son más severas [K14]. Cuando los suministros de K se
mantienen bajos, todas las hojas terminan eventualmente mostrando síntomas [K4]. Otros síntomas de deficiencia de K
incluyen crecimiento reducido de hojas y brotes, almendras más pequeñas y
senescencia prematura y acelerada de hojas y abscisión prematura de hojas [K1].
Muestras de suelo para análisis de P deben ser tomados de la
zona principal de raíces. Aunque las raíces de las almendros crecen hasta una
profundidad de 5 a 7 pies [K2], la mayoría
de las raíces se encuentran en los primeros 2 pies del perfil [K2, K16]. La extensión lateral de las raíces
puede alcanzar 8 a 12 pies desde el tronco con la mayor densidad dentro de los
4 a 5 pies del tronco en la zona mojada por el sistema de riego [K2, K16].
Para detalles sobre las instrucciones de muestreo ver Muestreo de Suelos en Huertos. Disponibilidad de potasio es
medido generalmente en un extracto del suelo con acetato de amonio.
Es muy probable observar una respuesta a la fertilización
de potasio cuando el K extractable es menor a 150 ppm (ver Tabla). Es poco
probable que almendros creciendo en suelos con valores de K extractable de 150-
250 ppm respondan a la fertilización de K
[K17]. Con cada 1000 lbs de almendras cosechadas,
74 a 82 lbs K/acre (90 a 100
lbs K2O /acre) son extraídos del huerto en almendras y cáscaras [K6]. Valores similares han sido reportados
por estudios llevados a cabo en España
[K25, K26].
Para suelos con valores bajos de K, la dosis de
aplicación debe ser incrementada, mientras puede ser reducida para valores
altos. Una forma razonable es aumentar 50 o 100% cuando los valores de K del
suelo sean bajos o muy bajos, respectivamente, y reducir la aplicación en 50
to 0% si los valores del suelo son altos o excesivos, respectivamente. A través
de los años, los valores de K en el suelo deben alcanzar o mantenerse en un
nivel intermedio. Análisis de suelo regulares indican si el programa de
fertilización de K es adecuado. Contacte su asesor de campo local
para más información.
Interpretación de análisis de suelo de K y P [P10].
El siguiente procedimiento de muestreo ha sido recomendado para
una muestra foliar representativa tomada en julio
[K7, K24]:
Divida el huerto en sectores uniformes con respecto a tipo de
suelo, edad de los árboles, variedad, ubicación y manejo. Una muestra separada
de cada sector debe ser entrega para el analisis. Evite muestrear hojas de
árboles enfermos, dañados o de menor tamaño.
Colecte hojas de 28 árboles, que se encuentren separados por
una distancia de por lo menos 3 yardas.
En cada árbol colecte hojas alrededor de la canopia, de al
menos 8 dardos bien expuestos ubicados a una altura de 5 a 7 pies. Deposite sus
muestras en bolsas de papel (use bolsas separadas para cada sector) y etiquete
cada bolsa.
Mantenga las hojas frías y envíe o entregue las muestras al
laboratorio lo antes posible.
Es una buena práctica anotar en un cuaderno el vigor de las
plantas en los diferentes sectores mientras se realiza el muestreo. Esta
información con la del análisis de laboratorio y los registros de rendimiento
pueden ayudar con los planes de fertilización futuros [K21].
Valores de potasio bajo a 1 % del peso seco indican deficiencia
[K3]. Deficiencia de K decrece la cantidad
total de flores debido a un aumento de la mortalidad de dardos, pero tiene un
leve efecto en el % de fruta cuajada y en el peso de la fruta [K22, K23]. Por esta razón, concentraciones
muy bajas de K foliar reducirán el rendimiento en las años venideros pero no
en el año de la deficiencia [K22, K23].
Valores criticos de nutrientes para hojas de almendros
muestreadas en julio [N1, N4, N32].
Basado en datos derivados de experimentos, el modelo de
fertilización de almendros sugiere reducir la dosis de aplicación de K
2O en 4 lbs/acre por cada incremento 0.1% en la concentración de K
foliar entre 2 y 3% [K5, K8].
Poca información está disponible con respecto a la demanda de K
en almendros jóvenes. Usando mezclas, tales como 15-15-15 o 12-12-12 es una
buena manera de suplementar algo de P y K a arboles de hojas de primer o
segundo año [K12, K18]. En áreas donde los
suelos son conocidos por fijar K, tales como el lado este del valle de San
Joaquín, el análisis de la capacidad de fijación de K de suelo previo a la
plantación del huerto ayuda a ajustar el programa de fertilización de K. Una
discusión acerca de la fijación de K en el valle de San Joaquín puede ser
encontrada acá.
Para más información acerca de la disponibilidad de K en su área,
contacte su asesor de campo local.
Dosis y Momento de Aplicación
La cantidad de fertilizante suministrado con las mezclas y el
momento de aplicación están basados generalmente en la demanda de N de los
arboles jóvenes.
Modo de Aplicación
Fertilizante granular debe ser ubicado al menos a 18 pulgadas
del tronco. Pero dentro de la zona de mojado del sistema de riego [K18].
Para valores intermedios de K en el suelo, la cantidad de
K extraído durante la cosecha debe ser repuesto con fertilizantes. Con cada
1000 lbs de almendra cosechada, 70 a 80 lbs K/acre (85 a 95 lbs K2
O/acre) son removidas del huerto con las almendras y cáscara [K7, K25, K26]. Sin embargo, en un ensayo
llevado a cabo en Arbuckle en un huerto con valores adecuados de K en el suelo
pero con bajas concentraciones de K foliar, Edstrom y sus colegas [K15] encontraron que el incrementar la dosis
de aplicación de 100 a 200 lbs K/acre no tuvo efectos en rendimiento, el cual
promedio 2600 lbs/acre. Ambos tratamientos sin embargo tendieron a aumentar el
rendimiento al ser comparados con un control no fertilizado [K15].
Para valores bajos de K en el suelo, las dosis de
aplicación deben ser aumentadas, mientras por altos valores debeiera ser
reducida (ver Análisis del Suelo). Para más información contacte su asesor de campo local.
El potasio puede ser aplicado de forma granular, en seco
o disuelto en solución a través del sistema de riego.
El fertilizante de K granular puede ser aplicado en banda
aproximadamente a 1.2m de la hilera de los árboles, usualmente en la línea del
herbicida. La banda debe estar en la zona mojada por el sistema de riego [K15]. Sin embargo, K aplicado
superficialmente puede ser retenido en las pocas primeras pulgadas de suelos
ricos en arcilla, lo cual lo hace menos disponible para las raíces [K9]. Fertilizantes secos de K también pueden
ser localizados de 6 a 8 de profundidad en una o dos bandas a ambos lados de la
hilera de árboles [K3].
En huertos con riego por goteo, la aplicación directa de
K a través del sistema de riego es la forma más conveniente. La aplicación de
cloruro de potasio durante la temporada debe ser hecha con mucho cuidado debido
a la posible toxicidad del cloruro [K13, K15].
Sin embargo, la fertirrigación con cloruro de potasio es una práctica
exitosa en muchos huertos. Cuando tiosulfato de potasio es aplicado con el
agua de riego (KTS) este debe ser aplicado en dosis bajas, ya que dosis muy
altas pueden dañar los árboles [K11].
En ensayos llevados a cabo en un suelo franco gravoso en
Arbuckle, Edstrom et al. [K15] no
encontraron diferencias entre una aplicación en la superficie de fertilizante
granulado en otoño y una inyección durante la temporada de 200 lb/acre en forma
de sulfato de potasio. En suelos que fijan K, la banda de aplicación debe ser
localizada en el mismo lugar para disminuir la necesidad contrarrestar la
capacidad fijadora de K del suelo [K20].
La fertirrigación con sistemas de goteo tiene el mismo efecto. Una discusión
acerca de la fijación de K en el valle de San Joaquín puede ser encontrada acá.
Un número importante de fertilizantes de K están
disponibles para los agricultores (ver Tabla). El potasio de los fertilizantes
minerales es de disponibilidad inmediata y los distintos fertilizantes difieren
poco en sus efectos en rendimiento. Brown y sus colegas no encontraron ninguna
diferencia en rendimiento y concentración foliar de K en arboles fertilizados
con tiosulfato de potasio, sulfato de potasio y cloruro de potasio [K6]. Esto concuerda con Edstrom et al. [K15] quien comparo inyecciones durante la
temporada de sulfato de potasio, tiosulfato de potasio y fosfato mono potásico.
Este último tendió a incrementar los rendimientos comparado con los otros
fertilizantes. Sin embrago, la diferencia fue significa en solo uno de los
cuatro años [K15].
Cloruro de
potasio líquido, sulfato de potasio y tiosulfato de potasio son aplicados
comúnmente con el riego durante la temporada de crecimiento.
Grandes cantidades de cloruro de potasio liquido deben
ser aplicadas en otoño, asi el cloruro, el cual puede causar toxicidad, puede
ser lixiviado durante el invierno (ver Momento de Aplicación)[K10]. Carbonato de potasio actúa como buffer
en suelo ácidos, mientras que tiosulfato de potasio acidifica el suelo [K13].
Fertilizantes de K utilizados comunmente
Información más detallada acerca de los fertilizantes más
comúnmentecomúnmente usados puede ser encontrada en el sitio web del IPNI.
Cloruro de potasio y sulfato de potasio granular la
mayoría de la veces son aplicados en noviembre después de comenzada la caída de
las hojas [K10]. Cuando solo cantidades
bajas de K son necesitadas, K puede ser aplicado cada 2 o 3 años. En suelos
arenosos con una capacidad de intercambio catiónico baja, el K puede ser
lixiviado durante el verano. En estos suelos, es mejor aplicar K en múltiples
pequeñas aplicaciones hechas a lo largo del año, coincidiendo con el programa
de fertilización del N [K13].
Para evitar la toxicidad del cloruro, el cloruro potasio
granular debe ser aplicado cuando no queden hojas activas presentes en los
arboles [K10]. Cloruro de potasio no debe
ser usado en arboles débiles, arboles jóvenes, o en huertos con altas napas
freáticas, hardpans, suelos estratificados o con cualquier restricción que
impida que el cloruro lixivie fuera de la zona de raíces [K10]. Aproximadamente 10 pulgadas de lluvia o riego durante el
invierno es recomendada para lixiviar el cloruro fuera de la zona de raíces [K10].
En árboles que son micro irrigados, el potasio puede ser
aplicado durante la temporada de crecimiento en el agua de riego. 70% del
potasio es acumulado en las almendras a mediados de junio [K7]. Por lo tanto, la mayoria del potasio debe ser aplicado
entre la floracion y mediados de junio.
Los efectos de la aplicación de K foliar en almendros no ha
sido muy estudiada. Hasta 3 aplicaciones foliares de diferentes combinaciones
de N, P, y K no tienen efectos en el rendimiento de almendra y en la
concentración foliar de K en un estudio de 2 años llevado a cabo en un huerto
de Arbuckle [K19]. Los fertilizantes
foliares fueron aplicados en adición a una aplicación de N al suelo de 160-190
lbs/acre. Los rendimientos promedio de almendra variaron de 1500 a 2000
lbs/acre.
En este estudio, los fertilizantes fueron aplicados antes de la
floración, cuando la punta de la yema florar estaba rosada, 30 y 60 días
después de la aplicación pre floración [K19].
El boro es necesario principalmente para la germinación del
tubo polínico y la fertilización de la flor [B12].
Deficiencias moderadas de B no producen síntomas fáciles de
observar en las hojas, pero resulta en una baja cuaja de frutos y una
excesiva caída de frutos [B3].
Deficiencias severas de B comúnmente resultan en quemadura y
caída de hojas, especialmente en chupones y otros brotes vigorosos. Las
puntas de las hojas afectadas generalmente se enrollan hacia arriba y las
puntas de los brotes dañados mueren [B11, B3]. Mientras las puntas de las ramas pueden morir, brotes laterales
ubicados mas abaja pueden crecer dándole al árbol un aspecto de arbusto [B11].
Areas café gomosas en almendras deficientes en B (ver
Foto). El área afectada es usualmente limitada a la cáscara pero en algunos
casos la goma puede ser extruida a la superficie. Estos síntomas son
especialmente comunes en Almendros Peerless [B3].
Los embriones en almendras dañadas generalmente abortan,
resultando en la caída de futa en mayo o junio [B11].
Exudados
en almendras causados por deficiencia de boro (Foto proporcionada por
Patrick Brown).
En California, la deficiencia de B es más común en
suelos aluviales recientes en la zona alta del Valle de Sacramento y en el
norte del Valle de San Joaquín, al este del río de San Joaquín [B3, B8]. Huertos con suelos de texturas
ligeras e irrigados con aguas con bajo contenido de B tienen riesgo de
presentar deficiencia de B [B16]. Para más
información en la disponibilidad de B en su área, contacte su asesor de campo local.
Exceso de boro puede causar exudados gomosos y áreas
necróticas en nuevos brotes [B3]. Además, la
toxicidad de B puede causar muerte de brotes y cáscaras y frutas gomosas [B1, B3, B7]. La toxicidad puede ocurrir
cuando los niveles de la cáscara son superiores a 200 ppm [B7].
El B generalmente existe en suelos ácidos como un ácido sin
carga y como un anión en suelos alcalinos. Es por lo tanto fácilmente
lixiviable. La lixiviación es propensa a ocurrir en suelos arenosos,
particularmente en áreas con altas precipitaciones o con guas que presenten
bajo contenido de sales [B10]. Para
instrucciones detallas acerca del método de muestreo ver Muestreo de Suelos en Huertos). Extractos de agua caliente son
usados para detectar la deficiencia de B en el suelo, mientras que una pasta
saturada es usada para determinar la toxicidad de B [B10]
. Un nivel intermedio de B en el suelo es lo óptimo (ver Tabla).
Interpretación de los niveles de B en las primeras 6 pulgadas de
suelo [B4].
Muestras de cáscaras tomadas en la cosecha son mejores
indicadores del estatus de B del árbol que análisis foliares tomados en julio
[B12,B16]. Las muestras no deben ser colectadas
mucho antes de cosecha, ya que el B continua siendo acumulado en las cáscaras
mientras ellas se mantengan verdes en el árbol [B6].
El boro es probablemente deficiente cuando la concentración en
las cáscaras en menor a 80 ppm (ver Tabla). En este caso, una aplicación de B
puede ser lo mejor [B9].
Concentraciones en la cáscara entre 80 y 150 ppm son
consideradas adecuadas. Sin embargo, aplicaciones de B post-cosecha a árboles
que presentan hasta 120 ppm de B en la cáscara puede incrementar la cuaja de
fruto y el rendimiento en un 20-30% el año posterior comparado con árboles no
tratados [B6, B17].
La toxicidad puede ocurrir cuando los niveles de B en la
cáscara sobrepasan los 200 ppm B [B7]. Si la
concentración de B son extremadamente altas a pesar de bajas dosis de
fertilización, la fuente de B puede ser el agua de riego. Un análisis de agua
debe ser llevado a cabo para determinar la concentración de B en el agua [B7].
Cuando el análisis de suelo sugiere baja disponibilidad de B,
fertilizantes granulares de B pueden ser aplicados e incorporados al suelo
antes de la plantación.
Con un rendimiento de almendra de 2500 lbs/acre
aproximadamente 0.5 lb B/acre son extraídas del huerto
[B14]. Concentraciones en la cáscara por debajo de los 80ppm indican
la necesidad de una aplicación al suelo de B [B9]. Deficiencias de B pueden ser corregidas a través de la aplicación al
boleo de bórax a una dosis de 50 a 75 lbs/acre cada 3 a 5 años [B3]. Esta aplicación corresponde a 5.5-8.3 lbs
B/acre. En suelos arenosos con un potencial de lixiviación alto, dosis de
aplicación menores pero más frecuentes de 2-4 lbs B/acre son más eficientes [B9].
Fertilizantes granulares de B deben ser aplicados al
boleo, no en bandas [B6].
Fertilizantes liquidos o solubles de B pueden ser
aplicados a través del sistema de riego o rociados en el suelo. La aplicación
de B en conjunto con un herbicida es posible; sin embargo, fertilizantes con el
B en forma de polyborato puede incrementar el pH de la solución [B19]. Por lo tanto cuando es aplicado con
glifosato o cualquier otro herbicida sensible al pH, el agua necesita se
neutralizadas antes de la adición del herbicida [B9]
.
Fertilizantes granulares de boro son comúnmente aplicados
al suelo en otoño. Aplicación de B al suelo en otoño pueden incrementar los
niveles de B en la cáscara el año siguiente y los niveles de B en la flor 2
años después si apropiadas dosis son usadas [B15].
Formulaciones liquidas pueden ser aplicadas en primavera
o fertirrigadas.
Mientras que las deficiencias de B (indicadas por
concentraciones menores a 80 ppm en la cáscara) se corrige de mejor forma con
aplicaciones al suelo, arboles con niveles entre 80-120 ppm en la cáscara
pueden beneficiarse con una aplicación foliar post-cosecha [B6, B9].
En un huerto con bajos niveles de B en el suelo en el
condado Fresno, aplicaciones de B en post-cosecha estimularon la germinación
del polen, el crecimiento del tubo y la cuaja de fruta. La dosis de aplicación
optima fue 0.7-1.5 lbs B/acre aplicado con 350 galones/acre de agua (0.2-0.4
lbs/100 galones) [B16, B18].
Al parecer la concentración de B en el agua aplicada es
importante también [B6]. Con 100 galones de
agua aplicados por acre, una aplicación foliar de 0.2-0.4 lbs B/acre ha
mostrado buenos resultados, mientras que concentraciones mayores 0.4-0.6 lbs
B/acre pueden reducir la cuaja de la fruta y el rendimiento [B6, B12, B15]. Contacte a su asesor de campo local
para más información.
Los mejores resultados han sido obtenidos con 1-2 lb de
Solubor® (20% B) per 100 galones de agua o la misma cantidad de B
(0.2-0.4 lbs B) con otros productos [B6].
En contraste con otros árboles, como los pistachos o
nogales, el B es móvil en almendros. Por esta razón aplicaciones foliares de B
en post-cosecha son absorbidas por las hojas y traslocadas a las yemas florales
[B2]. Nyomora et al.
[B17] encontraron que aplicaciones de B (post-cosecha) en septiembre
son más efectivas en el incremento la concentración de B en los tejidos, en la
cuaja de la fruta y en el rendimiento de almendras que aplicaciones en
diciembre (dormancia), febrero (rompimiento de yemas) o agosto (temprana
partidura del fruto). Aplicaciónes previas ala floración durante la hinchazón
de la yema puede ser una alternativa [B13],
pero parece ser menos efectiva que aplicaciones post-cosecha [B6]. El rociamiento de flores con B en etapas tempranas de
floración o en floración total no es efectiva y puede reducir la cuaja de
almendras [B12].
El momento óptimo para una aplicación en otoño es desde
bien pasado la partidura de la fruta hasta que las hojas se vuelven inactivas
[B6]. Boro foliar aplicado antes de la
partidura de la fruta es traslocado a la cáscara y por lo tanto extraído del
huerto durante la cosecha [B6]. Aplicación
foliares post-cosecha necesitan se repetidas anualmente
[B5, B12].
Daniel Geisseler, Ph.D.; UCCE Specialist in
Nutrient Management; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Traducción desde el Ingles:
Sebastian Castro, M.S.; Horticulture and Agronomy;
Department of Plant Sciences, University of California, Davis
Monica Vazquez, Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Críticos:
Patrick Brown, Ph.D.; Professor of Plant
Sciences; Department of Plant Sciences, University of
California, Davis
Franz J.A. Niederholzer, Ph.D.; Farm Advisor
Orchard Systems; University of California Cooperative
Extension Sutter-Yuba Counties
Sebastian Saa Silva, Ph.D. Candidate;
Department of Plant Sciences, University of California,
Davis
William R. Horwath, Ph.D.; Professor of Soil
Biogeochemistry and James G. Boswell Endowed Chair in
Soil Science; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Apoyo:
David A. Doll; Pomology Farm Advisor;
University of California Cooperative Extension Merced
County
Patricia Lazicki; Department of Land, Air and Water
Resources, University of California, Davis
Asif Maan, Ph.D.; Branch Chief Feed,
Fertilizer, and Livestock Drugs Regulatory Services,
California Department of Food and Agriculture
Amrith Gunasekara, Ph.D.; Science Advisor to
the Secretary; California Department of Food and
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Erika Lewis; Fertilizer Reserach and Education
Program, California Department of Food and Agriculture
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